Guerra de Bandas

OFF: SOY ALDEN TATE, líder de los hombres de polvo.



ON: - Esa desgraciada de Sasha, se cree ella muy importante con sus malditos Segadores, pero mis Hombres de polvo son superiores, ¿no es así?

Alden se volvió hacia uno de sus subordinados.

- Sí señor.

- Sabes, desde que ese MacGrath nos despertó a todos los que fuimos aniquilados por el ICR se cree don importante, nadie se atreve a tocarlo. Según comentan es la nueva Bestia. A ese no hay que provocarle, ya luché una vez contra él antes de que se conviertiera en un mesías para todos nosotros. Así que manteneos alejados de él. Atacad el edificio donde se oculta Sasha, pero no arméis el alboroto a las calles si no queréis que os fulmine un rayo.

- Como usted desee mi señor.

- Iré yo también, quiero destrozar a esa zorra yo mismo.

Cuando llegaron a la sede de Sasha, una vieja factoría abandonada de Neón, Alden usó su poder telequinético para abrir la entrada. La gente se fue de esa calle, iba a ver una guerra de bandas de conductores y humanos y no querían ver la que se liaba.

- Atacad vagabundos. Destrozad a los yonkis de la perra.

*sus recias botas habían dejado de sonar de repente.
Atento, el conductor novato se acercó por el punto ciego del pequeño ejército. La templanza no era precisamente uno de sus fuertes.
Su mano inhábil se acercó al mango de Destello, su espada.
Respiró profundamente mientras su corazón bombeaba con fuerza y ritmo ligeramente acelerados pues estaba seguro que en cualquier momento sería descubierto y se convertiría en una situación... interesante.
¿Serían sus nuevos poderes capaces de salvarle el pellejo o tendría que tirar de sus más de 30 años de dura y casi inhumana instrucción?
Se plantó a poco más de 7 pasos del más alejado del grupo. Eso le bastaba para asegurar la muerte de un hombre sano con ligeras nociones de combate.
La incertidumbre le mataba y le resucitaba cada segundo. Sin duda dejaba notar su tensión. No le interesaba lo contrario*

Al quitar la basura de la entrada, Alden ordenó a varios hombres de polvo armados con rifles de asalto que entraran, pero de pronto, aparecieron los malditos segadores. Uno de los hombres de polvo del final cayó muerto o desmayado pero nadie se dio cuenta.

Los segadores eran malditos yonkis del distrito de Neón, que ahora servían a Sasha fielmente e iban vestidos con pantalones vaqueros hechos jirones y una chaqueta roja con una capucha que les cubría su rostro enegrecido por la sustancia que supuraba Sasha y que los volvía unas marionetas. Un agente psíquico que les volvía como cabras y peligrosos.

Pero Alden nunca se sintió menor a las fuerzas de Sasha, sus hombres de polvo eran superiores a ella, tenían más conductores entre sus filas, y mejor armamento. Pero esos Segadores, eran escurridizos y psicópatas, disparaban en todas las direcciones posibles y aunque sus armas eran bastante convencionales tenían más. Los Segadores arrollaron a las primeras filas de los Hombres de Polvo y se montó un jaleo en medio de la calle, justo lo que no quería Alden.

Pero entonces, lo vio. Había un tipo ahí, a lo lejos, pero a la vez demasiado cerca. Si le alcanzaba una bala de ese tiroteo sería por su culpa.

Alden ordenó que se prepararan los conductores golem para el ataque, y así lo hicieron. De la basura de los alrededores, los conductores crearon un golem hecho de metales y desperdicios varios como si fueran armaduras y empezaron a reventar cualquier segador que vomitara esa factoría abandonada.

- ¡SASHA, MUESTRA TU CARA MALDITA ZORRA! – Gritó Alden.

¿Pero por qué Alden atacaba a Sasha…? Por el mando de los disgregados Primeros Hijos en Empire City, ahora que Kessler estaba muerto, Sasha y Alden se habían convertido en acérrimos enemigos… Lo que sea por el poder.

Volvió su vista atrás, hasta el chico que estaba ahí. Su presencia le importunaba, era como si fuera un recordatorio de algo. Es como si ese imbécil cerca de él le susurrara a lo lejos de que el mundo había cambiado.

- ¡Que alguien se cargue a ese curioso! – Gritó Alden de nuevo.

Varios hombres de polvo de la línea de atrás se dieron la vuelta, y lo vieron, iban a acribillarlo a balazos. Y dispararon.

*Con el paso de la flecha no tardó más que los peones al girarse en su contra en alcanzar con su Destello el final del cráneo.
Las balas no tardaron en volar mucho después. Eran peones, pero eran valientes. Eso le gustaba. Perseguir gallinas no era lo suyo.
Pero, aunque fueran hombres valientes, esquivar balas es un proceso sencillo que consta principalmente de tener siempre a la vista los cañones y los tendones de los antebrazos.
Lo demás era simplemente tácticas de movimiento
Un destello con una estela negra.
Así lo describiría una persona normal acostumbrado a la tele y ver cosas adaptadas a su lentitud.
Pero un maestro de artes marciales vería a alguien que evitaba los impactos directos con el esfuerzo mínimo realizando los movimientos más puros de los que disponía, obviando todo movimiento inútil.
Cortó con algo próximo a la delicadeza el tendón que relaja el dedo del gatillo de un hombre polvo antes de golpear su arma para que disparara hacia la formación.
Aprovechó el segundo que tardaron en matarle para alejarse.
Había venido a poner a prueba sus nuevas habilidades, no a demostrar que había estado casi toda su vida en un entrenamiento casi sobrehumano.
Concentró su energía en la pierna mientras se acercaba a uno en particular con el paso de la flecha de nuevo con una ligera variación con el salto del cuervo para asestar una patada recta al estómago del objetivo.
Ya se había dado cuenta que sus poderes actuaban con su movimiento a si que esperaba alguna respuesta.
Una piedra se levantó con su pie y golpeó al hombre tumbándole entre convulsiones.
Alekay gruñó y una bala dirigida a su corazón le atravesó la parte carnosa del hombro.
No estaba contento con el resultado. O mataba a un peón con sus nuevas habilidades o no saldría de ahí*

Alden observó impresionado como el tipo esquivaba todos los balazos. Pero debía concentrarse en Sasha.

Cuando se armó una buena en la calle, Alden tuvo miedo, no tendrían que armar tanto alboroto, pero es que daba tanta rabia... Tanta rabia que una bicha como Sasha tuviera el control de Neón. De repente volvió su mirada al tipo que estaba atacando y defendiéndose de los hombres de polvo.

Alden se quedó pensativo. ¿Que debía hacer? Y lo que hizo fue sencillo, envió a los Hombres de Polvo pesados, unos tipos corpulentos armados con bazookas y con la habilidad telequinética de crear pequeños escarabajos de basura y hierro de la altura de un perro mediano que laceraban a todo aquello que picaran.

El tipo gordo avanzó entre los hombres de polvo y le dio una paliza de un puñetazo a un segador débil.

Se acercó al desconocido. Y del saco de hierro que portaba en su espalda salieron cinco o seis escarabajos de hierro. Otro hombre de polvo, mediante espasmos y ademanes avisó al conductor pesado que era otro conductor y que tenía poderes de piedra pero estaba herido. El conductor pesado escuchó e hizo caso omiso y apuntó y disparó el bazooka contra el intruso.

*En medio de su enfado, vio como le apuntaban con un bazooka. Casi se hecha a reir. Los proyectiles de bazooka son más lentos y grandes. Más difíciles de parar pero más fáciles de esquivar.
Le divertía tanto que se permitió el lujo de hacer el ademán de desviarla con la mano.
Cuantiosa fue su sorpresa al ver que una ligera ráfaga de aire se pronunció contra el misil. No había sido suficiente como para desviarlo significativamente por lo que, desde un punto de vista externo, aparentemente no había hecho nada.
Sin embargo, la sorpresa para el nuevo conductor le hizo perder la concentración el tiempo suficiente como para que los escarabajos se acercaran peligrosamente.
Pegó un salto para distanciarse a la par que el cohete reventaba una pared detrás de él.
Tomó una fracción de segundo para concentrarse.
Cuando abrió los ojos, uno de los escarabajos se lanzaba a embestirle pero acabó mordiendo una pequeña columna de roca que se había formado bajo el pie del conductor.
La columna se partió, pero lo que quedaba de ella partió al escarabajo al bajar el pie.
Volvía a estar feliz. No era un ser vivo. Pero se había cargado algo*

Una sombra se elevaba en la fachada de un edificio cercano. Vestida con una sudadera negra con capucha (que estaba bien puesta) y unos pantalones del mismo color, parecía una persona normal, a pesar de lo anormal de su posición, tan cerca de la "guerra de bandas". Pero no lo era. Y eso lo demostraba una cola de escorpión que surgía de la base de su espalda, y que se ondeaba suavemente a favor del viento, sin tocar nunca el suelo.

La sombra suspiró al ver los nuevos poderes del hombre que se enfrentaba a Alden y sus Hombres de Polvo. Sigh. Ese hombre nunca paraba. Enemigo que encontraba, enemigo al que atacaba sin pensar en las consecuencias. Así de mal le iba, claro. Aunque la sombra ahora mismo pensaba en cuántas maneras de matarle se le ocurrían, cada cual más dolorosa. No por nada estaba ahora dominada por la "crueldad", atributo psicológico derivado de su poder en esos momentos. Aunque no actuaría. No aún. El hombre, aunque neófito, parecía tener potencial. Mucho potencial. De derrotar a los chatarreros esos, sería hasta interesante luchar contra él, e incluso torturarle hasta la muerte.

La sombra sonrió, aunque a la distancia a la que se encontraba era imposible que ninguno de los presentes se percatase de ello. Sin embargo, no tardarían en avistarle. En parte eso era bueno, claro. Primero la duda aparecería en su mente. Tras atacarle (Porque le atacarían) y ver como sus ataques no surtían efecto, aparecía el temor. Cuando el tercero de ellos hubiese caído, el miedo. Y por último, Alden sufriría el terror. Y así su triste y vacía vida daría a su fin. Aunque no de una manera grata para ninguno.

Aunque por supuesto podría no hacer nada... Por ahora.

A Alden no le gustaba para nada aquello que sucedía. Era un conductor maldita sea, ya tenían suficiente con el pesado de MacGrath que ahora habían nuevos personajes saliendo de la nada. De pronto salió Sasha.

- ¡ALDEN! - Alden se volvió al escuchar el grito agudo y chillón de Sasha. Era una histérica - ¡Como te atreves, gloria caída! ¡Soltaré a Sísmico para que te mate!
- Puedes intentarlo, estúpida, ¡mis hombres te macharán!

La calle parecía un revuelto muy extraño de caos y confusión. Segadores y Hombres de Polvo cosiéndose a balazos. Conductores de ambos bandos atacando con sus poderes. Y ahora, un imbécil estaba desafiando su poder, destrozando al conductor de los escarabajos. Alden envió a dos conductores golem de chatarra a que machacaran al nuevo a puñetazos.

Rápido corrió hacia Sasha y le lanzó un trozo de valla de metal. Sasha se apartó dando una voltereta y le dió una patada a Alden. De pronto él la detuvo.

- ¿¡Sasha, no te estás dando cuenta de algo, tonta!? - Frenó su próximo y desenfrenado ataque con un viejo colchón abandonado.
- ¡De que me estás desafiando Alden! - Lanzó una bocanada del líquido que echaba por la boca para intentar condicionar a Alden.
- Maldita sea, deja de usar tu poder, Sasha. Estamos siendo vigilados y atacados por un tercero y no es Cole, esta guerra de bandas tiene un participante de más. Y tanto tú como yo no queremos que esto no llame la atención más de lo que se debe. MacGrath vive en el distrito de Neón, es cuestión de segundos que reciba el chivatazo. Podríamos hacer una tregua y que tus hombres vayan a la Madriguera... Estaremos lejos de miradas curiosas.
- No me fio ni un poco de tí, Tate. Pero he visto a ese conductor atacando tus tropas... ¿Estará con él?

Alden asintió. En realidad le estaba engañando tanto como podía, para que ella se relajara. Pero lo mejor que podían hacer ahora eran aliarse. Luego ya le tendería la trampa.

- Podremos continuar nuestras disputas más adelante. Retira a tus hombres y proseguiremos más tarde.

Sasha dio un grito y los Segadores empezaron a correr a esconderse. Sasha desapareción en una nube negra.

- LOS SEGADORES HAN HUIDO, HOMBRES DE POLVO, ENCARGAROS DE ESE ESTÚPIDO.

*Cuando se disponía a matar al loco del bazooka, tropas más pesadas se dirigían contra él.
La cosa ya era seria.
Sacó de nuevo a Destello pues estaba claro que la batalla había dejado de ser moco de pavo. Pero, justo cuando se disponía a atacar de nuevo, un pensamiento secundario llamó su atención.
Había descubierto que podía mover la tierra si él se movía. Y por casualidad también había descubierto que podía hacer lo mismo con el aire que le rodeaba.
Saltó hacia un lado para evitar un martillazo por parte de la mano de uno de los golems.
Se preguntó si solo podía dominar esos dos, pues el objetivo de sus antepasados era simple y llanamente el control de los cuatro elementos mediante las artes marciales ¿Habría sido él la meta de todos aquellos de su linea sanguínea que le precedieron?.
Retrocedió un par de pasos, relajándose.
Bajó la espada y subió la mano izquierda a la altura de su hombro. Lo mejor para acercarse a una bestia enorme era el estilo de la serpiente.
Con los hombros por delante, esquivó los lentos aunque poderosos ataques de los golems hasta que tubo la oportunidad de subirse al brazo de uno.
Lo recorrió de dos pasos con la espada bajada para cortar en vertical el torso de la bestia metálica.
El titaneo cortó la chatarra como si fuera aluminio.
Cuando Alekay escuchó el crepitar de las chispas, describió un arco con la mano libre.
La mezcla de la sorpresa y la autosuficiencia se reflejó levemente en su sonrisa bajo las gafas de sol cuando un pequeño arco de fuego imitó el movimiento de su mano.
Aterrizó tras el golem y se alejó de los demás hombres polvo intentando no dar la espalda a ninguno de ellos.
Pasó a la guardia ShiKu de taichi, dejando el pomo de la espada cerca de la hebilla del cinturón.
Porfín había comprendido realmente sus poderes. Ahora sería más sencillo aprender a usarlos*

Los Segadores son unos cobardes. Y Shasha una estúpida. Si de verdad pensaba que Alden no planeaba nada es que era claramente menos inteligente de lo que debería. Por lo menos Alden había demostrado un leve indicio de inteligencia. Leve, pero al fin y al cabo era más de lo esperado, sin duda.

- Estúpido, estúpido Alden -susurró la sombra, mientras enfocaba la mirada hacia el nuevo conductor, a quien habían comenzado a atacar en masa los Hombres de Polvo- Sin Cole por aquí para animar la fiesta, ¿qué sentido tiene intervenir? Los Hombres de Polvo no son rivales para mí, y el nuevo conductor está demasiado verde. No me costaría demasiado esfuerzo ocuparme de todos ellos.

La sombra volvió a suspirar, invadida por un aburrimiento repentino. La verdad, no creía que hubiese muchos conductores aparte de los ya conocidos que supusiesen un verdadero reto para él. Al menos Cole, que controlaba uno de los poderes latentes más poderosos del mundo, era divertido. Pero los Hombres de Polvo... En fin.

La sombra, sin variar un ápice su posición, continuó observando la contienda, a la espera de alguna sorpresa que mejorase la situación a sus ojos. Por el momento, parecía no haber sido detectado, pero eso no duraría eternamente.

Le estaba costando horrores deshacerse de ese imbécil suicida. Alden suspiró cansado y alzó la vista hacia un edificio y vio una sombra, como si fuera otro humano.

Ya no sabía que era peor. Que Cole se apareciese o tener que lidiar con estos estúpidos... Alden apartó de un golpe a uno de sus hombres. Recordó su torre. Como la echaba de menos, costaría una eternidad volver a reconstruirla... Pero eso no importaba ahora. Se dirigió hacia él hasta estar delante, pero a una distancia prudencial.

- Bien, tienes mi atención, chico. ¿Como te llamas? - Preguntó Alden mientras ordenaba que sus hombres se echaran al lado.

*El conductor novato parecía estirar una oreja cuando se dirigieron a él con palabras. No era algo que esperaba pero tampoco le sorprendió demasiado. No todos los días te encuentras a un loco que empieza a matar a tus hombres indiscriminadamente*
- Creo que deberían importarte más cosas más allá de mi nombre, calvito *Su tono parecía normal y tranquilo, pero se notaba una gota de incitación al duelo*
*No cambió de guardia, no se giró, pero sus músculos cambiaron su tensión para contraatacar más fácilmente movimientos de la dirección del nuevo interlocutor. Y, como había visto claramente que era el líder, decidió que, o luchaba con él, o se iría en el atardecer*

Alden Tate y el nuevo conductor comenzaron a acercarse, con una posición clara de conversación, al menos por parte del líder de los Hombres de Polvo. El conductor, sin embargo, parecía más interesado en combatir a sus enemigos que en charlar con ellos. Una decisión remarcable, sin duda, que podría significar la diferencia entre su vida y su muerte.

- Qué pocas oportunidades tendrás contra él, Alden, una vez desarrolle su poder, o al menos lo comprenda en toda su magnitud... Podrías tener los días contados -la sombra sonrío, cruel e indiferente, mientras observaba con más atención el transcurrir de los hechos. El momento de actuar se acercaba...

[Off: Es un cutrepost de los malos, lo sé, pero tampoco tenía mucho más que poner. Si en la siguiente ronda los Hombres de Polvo no han caído aún (Cosa que espero), entraré en el combate]

En el fragor del combate nadie se dio cuenta de una pequeña tormenta eléctrica que se iba formando poco a poco entre dos farolas... hasta que los rayos adquirieron cierto tamaño, momento en que un grupo de hombres de polvo se acercó rápidamente alertado.

- ¿Qué es eso? ¿El hombre eléctrico?

Pero nunca sabrían la respuesta, pues se formó a una velocidad vertiginosa, casi en una explosión, una gran bola de rayos de unos tres metros de diámetro que los atrapó friéndolos al instante.
La bola se mantuvo allí durante unos vente segundos para terminar disipándose tan rápido como había aparecido. En su lugar había un pequeño cráter humeante y, en su centro, una figura envuelta en elegantes ropajes blancos e imbuida en una especie de armadura tecnológica se erguía.

El nuevo personaje avanzó unos pasos orientándose y dirigió su mirada hacia Alden.

Volvemos a vernos. ¿Me recuerdas Alden? Imagino que si... pero da lo mismo, no puedo permitir que tu y tu pandilla de basureros sigáis con vuestra pequeña guerra, de todas formas nunca supiste mandar... por eso nunca llegaste a líder de los Primeros Hijos, ni siquiera fuiste capaz de luchar contra el Hombre eléctrico ni estando en posesión de la Esfera del Rayo. Eres patético y no mereces seguir siendo un conductor.

El nuevo conductor se mantuvo a la defensiva y antes de que pudiera a destruir los edificios de alrededor para formar un golem réptil de cinco metros, apareció una tormenta eléctrica, pero no era la misma, nunca fue la misma que Cole, era el peor enemigo de Alden Tate...

KESSLER

Un escalofrío recorrió su espalda. Se quedó muy quieto. Helado de miedo y pavor, pero también de furia y venganza pues él le quitó su derecho de nacimiento como líder de los Primeros Hijos. Gruñó con fiereza. Ahora sí que no sabía que hacer. Quiso balbucear algo, quiso responderle, pero la situación estaba en su contra, todo estaba en su contra, supuso que aquello sería su muerte inminente, pero antes huir y seguir operando en la Madriguera que quedarse ahí.

- Kessler... - Balbuceó - ¡No sé como te lo has hecho pero no me vas a dar muerte tan rápido!

Una gran remolino de chatarra se desplegó sobre Alden cubriéndolo de bigas de acero, placas de metal, rejas, piedras y ladrillos y construyó un golem parecido a un réptil gigante. Pero aquello era una distracción, el verdadero Alden Tate no estaba en su interior, había subido a uno de esos autubuses del terror de sus hombres y había dejado el monstruo allí para cubrir su retirada. El golem atacó explotando y lanzando chatarra en múltiples direcciones. Supuso que tarde o temprano se encontraría con Kessler, así que tendría que pensar un plan mayor...

*Alekay observó la tormenta de reojo y la reacción de todos. Guardó ha Destello tranquílamente y se sentó en el parachoques trasero del autobús al que el tal Alden había subido. Sabía que si había hecho una distracción sería momentánea. Nuevos planes se empezaron a forjar en su mente.
Fue solo entonces cuando vio a aquella figura en la cima del edificio. La hizo un leve saludo aunque no la conociera de nada.
Este nuevo mundo lleno de conductores era, sin duda, una verdadera maravilla. Pero si quería ponerse a la su altura, por ahora tendría que usar su lado más calculador. Y eso comenzaría por el basurero mecánico.
Pero mientras, observaría el espectáculo de sparky sparky boom man mientras se cosía el balazo del hombro*

Mi cuerpo se giró, involuntario y sorprendido, ante la aparición de la esfera eléctrica, que mató rápida, y al parecer indoloramente a los Hombres de Polvo que atrapó dentro. ¿Qué... Quién tenía el poder de Cole, aparte de él mismo?

Un hombre envuelto en blanco y tecnología hizo su acto de presencia. No pude reconocerlo a esa distancia, pero tampoco me hizo falta. La reacción de Alden habló por sí misma. Solo había un conductor que vistiese ropa tan extravagante e hiciese al chatarrero acobardarse de ese modo. Kessler. Uno de los pocos conductores conocidos del que me faltaban datos. Muchos datos. Esta podría ser una buena oportunidad de comenzar a recopilar.

El nuevo conductor, apoyado sobre el automóvil de Alden, me saludó con la mano. Decidí ignorarle, y dedicar mi atención a los poderes de Kessler, su alcance, su propio estilo... Su toque, al fin y al cabo, pues era lo único que podría necesitar en algún momento, si se diese la ocasión.

Por otro lado, con Kessler cerca, Cole podría estar al caer. ¿Se sorprendería de verme tras los meses que había pasado desaparecido? Había ayudado a Cole a salvar a Zeke de Lord of Shadow, pero luego, sin siquiera despedirme, había desaparecido. Era lo que había creído más conveniente en ese momento, y estaba seguro de que Cole lo había entendido... O eso creía.

Me mantuve en mi misma posición, con la misma expresión sombría tapada por la capucha que cubrí mi rostro en su totalidad, pero observando atentamente el transcurrir de los acontecimientos.

[Off: Sé que dije que en esta ronda me metía en la pelea, pero con la llegada de Kessler prefiero que le dé un poco de juego a su personaje en solitario y después ya meterme yo :D]

Kessler se giró hacia la monstruosidad que Alden acababa de crear.

Otra vez esto... se supone que Cole debería ser el que lo hiciera, pero ya que estoy aquí...

Se lanzó hacia adelante, esquivando las decenas de proyectiles que el nuevo Golem le lanzaba, devolviendo alguno ocasionalmente lanzando un arco voltaico.
Cuando llegó al alcance de las "manos" de la gran máquina el asunto se complicó, evitando por los pelos ser aplastado por una de ellas.

Ya me he enfrentado a ti, se cómo destruirte

Alzó su mano derecha, cubierta por un curioso guantelete que le permitía concentrar una gran energía en un disparo eléctrico dorado de gran precisión. El rayo impactó en la "cabeza" del terror tecnológico volando en mil pedazos la cubierta que protegía al conductor que lo manejaba. No era Alden.

¡Será cobarde!

El Golem aprovechó este momento para lanzarse en plancha sobre Kessler, queriendo aplastarlo con su gran peso. En el último momento, Kessler se teletransportó a un punto en el aire sobre la criatura, dejándose caer sobre ella al tiempo que extraía de su espalda un Amplificador mejorado con tecnología que aún no existía.

El impacto hizó saltar por los aires gran parte de la coraza de la "espalda", evitando que se levantase.
El conductor que lo pilotaba, con buen juicio centrí sus fuerzas en volver a proteger la "cabina" dirigiéndola esta vez al núcleo del cuerpo del "reptil" para protegerse. Del hueco dejado por el golpe de Kessler saltó una veintena de pequeños "escarabajos" de chatarra que lo pillaron desprevenido agarrándolo e inmovilizando su torso y piernas..

¡Yaaahhhhgggg!
...
Te crees muy listo, pero has olvidado algo muy importante... ¡Estás hecho de metal!

En un titanico esfuerzo de voluntad, consiguió mover el brazo con el que sujetaba el Amplificador clavándolo en la estructura, ahora al descubierto, que hacía de armazón en el Golem.
No tardaron en llegar a sus oídos los gritos de dolor del piloto, quien seguramente quedaría carbonizado.
La estructura se desmoronó humeando quedando también inútiles los pequeños escarabajos. Kessler miró a su alrededor buscando al líder de los Hombres de Polvo, pero Alden ya había desaparecido.

Me estoy haciendo mayor para estas cosas

OFF: Alden ha huído del tema, no sé si me estáis esperando a mi o que pero pensé que había quedado claro. (Me quedó dramático y todo)

Off: Espero la reacción de algún otro jugador o de los hombres de polvo restantes, o que algún "master" relate lo que sucede a continuación o si el tema termina.

[Off.: Yo concretamente he salido con Alden a si que lo que espero es que NPC se pase por la base de Alden para rolear]

OFF: Parte de la acción se traslada a la Base de los Hombres de Polvo, si alguien quiere ir allá que vaya. Falta que postee Casper yveremos a ver que rumbo toma todo.

[Off: Dónde tendré la cabeza...Se me pasó leer medio post de Alden. Ok, soy fantásticamente estúpido xDDD]

Los Hombres de Polvo habían huido en lo que podría considerar un acto de considerable cobardía por parte de Alden Tate. Por otro lado, sin embargo, era casi lógica su reacción de atar bien los cabos sueltos que habían ido apareciendo durante el transcurso de la contienda.

Al parecer solo quedábamos Kessler y un servidor, que no podía evitar sentirse fuera de lugar en todo ese embrollo. Había venido para encontrarme con Cole, y sin embargo éste no había aparecido. Fantástico. Un plan digno de una mente como la mía, desde luego. Y me había quedado sin diversión. Mi espíritu, unido temporalmente a la conciencia cruel de Escorpio, clamaba dolor y sufrimiento. Y tenía que hacerle caso, sobre todo porque, en mi estado, ese deseo parecía provenir directamente de mí, lo que, sin duda, provocaría una clara reacción por mi parte.

Eso significaba que tenía que encontrar a los Hombres de Polvo. Podía ser cruel, pero no estúpido. De atacar civiles, pondría a media comunidad conductora, además de a las autoridades, de mi contra. Y eso no era nada bueno. Por otro lado, de pasarme "a los malos", Cole vendría a por mí. Eso sí era bueno. O no. Sinceramente, no estaba del todo seguro.

Con la firme intención de conocer más al ya aparecido Kessler, mi cuerpo se deshizo en un humo negro, que se rematerializó frente a él, pero dándole la espalda. Tampoco quería que me reconociese directamente, no si, llegado el caso, esta conversación terminase mal. Mi cola, acabada en la ya mencionada punta (propia de un escorpión), ondeaba suavemente de arriba abajo, y de derecha a izquierda. Parecía tener vida propia.

- Imagino que tú eres Kessler, el motivo por el cual los Hombres de Polvo, junto con su inepto líder han huido.

Creo que llegas tarde a la fiesta

Dijo Kessler mientras enfundaba su amplificador en el peculiar enganche que colgaba de su espalda.

Es una lástima, me hubiera gustado ver qué bando hubieses escogido en esta realidad

- ¿En esta realidad? ¿A qué te refieres? -respondí, ladenado levemente la cabeza hacia él, pero sin imprimir mucho interés en mi expresión corporal, como si solo fuese un comentario casual en una conversación insustancial- Por cierto, la fiesta sigue, pero en otro lado. No es tan difícil adivinar dónde se encuentran los Hombres de Polvo.